Desigualdad consentida

Buenos lo que sea, días para mí.

Hoy vengo a quejarme, y sí quizás sería más propio hacer esto un lunes, pero me está tocando un viernes porque, casualidades de la vida (o causalidades diría yo), en esta semana he escuchado esta conversación varias veces y ya estoy un poquito harta.

¿Cuál es el tema? La desigualdad, pero si cabe centrándome en los hogares, y más concretamente en los españoles.
¡Qué topicazo! ¡Vaya tela! Sí, pensaréis todas esas cosas y que no os voy a contar nada nuevo. La verdad es que no lo pretendo, ya he dicho que voy a quejarme, que me hierve la sangre.

Os pongo en situación. Ayer mismo estaban unos compañeros tomando café cuando entramos a trabajar por la tarde, charlaban y una cosa llevó a la otra hasta que al final llegaron al tema hijos.
<<Mi hijo acaba de cumplir 18 y se va a sacar el carnet, pero le he dicho que ése es su regalo de cumpleaños porque ya está bien tanto gastar, el otro día para san Juan se fue a Benalmádena y otra vez dinero y claro...>>
Lo que el hijo el susodicho llegara o no a gastar me importó poco, pero eso llevó a lo que quiero contaros, empezó el hombre a decir que encima que se lo das todo ni ayuda en casa, que si cuando cena se puede dejar algo encima de la mesa sin recoger, lo hace y que ni estudia ni hace nada; que menos mal que no es como su hermana, que es bastante más responsable y que ayuda algo más.
También decía que él en casa no ayudaba mucho porque entre el trabajo y cuidar a su madre tiene poco tiempo y que su mujer no trabajaba, pero que cuando está en casa de su madre, limpia y hace las cosas de la casa, pero que su hijo, es que se va y nada, que no hay manera.
Los comentarios que escuché no tenían desperdicio, gente mayor y no tan mayor diciendo que en su casa tampoco habían ayudado nunca, algunos tuvieron que aprender al independizarse, pero otros no, y defienden a capa y espada que sus hijos, no lo hagan, pero que sus hijas sí, que tienen que aprender.

Esto me retuerce las tripas, no hay duda que me mordí la lengua por no empezar una conversación y alterarme, pero lo peor no es que padres que han sido educados de cierta manera no defiendan que sus hijos no hagan ni la o con un canuto. Para mí lo peor de todo es cuando MADRES  y lo pongo bien grande, señoras que han sido humilladas, ninguneadas, a las que poco más que limpiar, coser y estar en su casa las han dejado, tengan tan poca ambición en la vida, tan pocas ganas de vivir y de luchar y dejen a sus hijos hacer todo y no dejen a sus hijas hasta que no limpien. 
Eso no es justo, pero no defiendo a las mujeres en este mundo injusto en el que seguimos viviendo, sino que lo que no termino de entender es que haya en pleno siglo XXI señoras que sigan dejando que no se les valore como es debido. Que hagan de sus hijos unos inútiles, defiendan que no deben hacer nada, pero que también hay que dicen que sus hijas tampoco deben, para no ser como ellas.

Entonces, hombres que se quejan pero no dicen nada a sus hijos para que ayuden, mujeres que o bien no quieren que sus hijos sean como ellas, o que solo enseñan a las niñas, porque los niños hombre...es que está feo.

La desigualdad no es solo entre hombre y mujeres, que eso es obvio, es entre madres y el resto del mundo, porque se les ha infravalorado, se les ha despreciado y lo han asumido tanto, que al final lo consienten, pero es el momento de despertar, o creo que si fuera yo, lo haría.

¡¡Oh, probrecitos los niños, se vayan a quebrar si hacen algo!!

Más imponerse y obligar a hacer cosas que todos y todas lo agradecerán antes o después, porque todo lo más que puede pasar es que en unos años sigamos igual y sean ellos/as los que tengan el papel de madre esclava y se arrepientan entonces.




¿Qué somos?

Finales de cosas.
Cosas que son,
y otras que eran.
Algunas que podían haber sido,
o nunca fueron.

La luz que te alumbra,
o te alumbraba.
Tal vez te alumbrara,
o nunca llego a alumbrarte.

Cosas que quisieras recuperar.
Otras que sobraban.
Tal vez nunca las llegaste a tener,
o nunca las llegaste a conocer.

Cosas que te gustan.
Y otras que no soportas.
Unas que amas,
y otras que odias.

La vida en una lista de cosas.
Cosas que se oponen unas a otras.
Cosas que cada uno decide donde poner.

He ahí donde nos diferenciamos.
En nuestras elecciones.
Nuestros gustos y decisiones.

El presente, pasado y futuro.
Qué somos y en qué nos convertimos.