Y tú, ¿no piensas asentar la cabeza?

No son tantas veces las que me lo han preguntado, para qué os voy a mentir, pero sí que ha habido alguna. Y eso es suficiente para hacerme pensar. 

- A ver, ¿cuántos años tienes, Daniel? 27 ya, ¡uff, casi nada chaval! Con esa edad tu madre tenía ya a dos cabezones dándose cabezazos por los pasillos (así hemos quedado, ¿verdad, Isra?); y tú, ahí, que lo más importante que te has planteado en tu vida últimamente ha sido dejarte crecer esa mierdibarba de tres centímetros durante dos meses, y sólo porque no encuentras la maquinilla que sueles usar para recortártela (la barba, claro).

En serio, Daniel, ¿no tienes proyección de futuro alguna? No, no me vengas con que sí, que te gustaría vivir solo y ser independiente y bla bla bla, que de megustaríaques y ojaláques están llenos los sueños y no por ello abandonan la dimensión onírica. Te pregunto por algo más serio, por un futuro en un sitio en particular, con una dedicación en particular, y unas personas de las que rodearte en particular. Te hablo de formar un hogar. Tú solo o tú acompañado, pero que sea un hogar, no una casa en la que vivir y ser independiente. Te hablo de dejarte de ilusiones sobre hacer cerveza y poesía y ser ingeniero y hacer deporte y saber algo sobre arte y algo sobre historia y algo sobre política y algo sobre cualquier algo que se te haya metido entre ceja y ceja en ese preciso instante y centrarte en un único aspecto, dos si me apuras. Espera, déjame respirar. Céntrate en una única flor y deja de picotear por tanto jardín.

Porque de eso va la vida, ¿no? De no intentar ser un hombre del renacimiento y quedarte a medias, para poder dedicarte exclusivamente a algo por y para siempre y ser bueno en ello (que no el mejor, tampoco te pases). Debes saber que la cosa va saber de una única cosa para poder tener el orgullo de decir "Oye, que solo sé sobre esto, pero sé mucho, ¿eh?".

Olvídate de tus sueños nacidos de la depresión post-erasmus en los que te dedicabas a trabajar unos dos años, tres máxime, en una ciudad para migrar a otra, en otro país incluso, y enamorarte de esa ciudad, de sus costumbres y personas, de sus callejones y callejuelas, hasta que el hastío aparecía y empezabas a odiar sus manías que ya no serían costumbres sino maníaticos tics que te desquiciaban y entonces te mudabas a un nuevo lugar, con un nuevo trabajo y un nuevo ambiente del que enamorarte, y así otra vez, y así vuelta a empezar.

Olvídate de tus viajecitos al extranjero, pongamos dos veces por año, y de tus escapadas fin de semana sí y fin de semana también. Olvídate de hacer lo que te dé la real gana y empieza a pensar un poco en los demás, so egoísta, habráse visto, disfrutar de tu vida como si fuera propia y no pensando en que los demás hayan decidido no hacerlo como tú.

Déjate ya de adolescencias y madura, ¡leñe! Toma un camino, una decisión, un destino. Empieza a parecer adulto, que vaya vergüenza que te pidiesen el carnet de identidad hace dos semanas para comprobar que tenías más de veinte años. Es hora de que crezcas -no físicamente, lo siento, eso ya es imposible para ti- y te empieces a comportar como un hombre hecho y derecho, como una persona de la que poder decir "míralo, ha llegado hasta ahí con su esfuerzo y sufrimiento. Sí, bueno, quizás no haya llegado a mucho pero oye, ha sufrido para llegar ahí y sólo por eso se debe sentir satisfecho, se puede dar con un canto en los dientes, vamos". Es hora, en definitiva, de ser lo que la sociedad espera que seas para no sentirse menos sociedad.

Bueno qué, chaval, ¿se te ha ocurrido ya alguna forma de asentar la cabeza?

- Pues mira, asentarla no sé, pero un dolorcito de cabeza sí que me ha dado, así que me voy al bar a por unas cervezas. Ya si eso cuando vuelva te digo algo. Si eso. SIESO.

2 comentarios:

  1. Es que hay que ser malaje. Eso de asentar la cabeza es solo de gente que tiene purita envidia. De esos que cuando tienen un hijo te hablan de que es lo mejor que les ha pasado en su vida, para que tengas tú otro y te la joda. De los que dicen que el mejor día de su vida fue cuando se casaron. ¡Muy hijo de puta hay que ser para pedirte que asientes la cabeza!

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  2. De repente me he sentido muy mal :(

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