Del paso del tiempo, o voy pa viejo.

Hoy me he levantado dando un salto mortal, me he quitado el pijama sin usar las manos,
dando volteretas
corriendo, como es habitual en mí, he llegado al baño me he terminado de vestir y después de ponerme las lentillas he abierto mi cajón y he sacado un tarrito de crema hidratante, hasta ahí todo puede parecer normal, pero desde que he hecho esto, solo pienso que me estoy haciendo mayor, pero no mayor de estar madurando; sino mayor de "hostia, ya voy pa vieja".


¿Por qué lo he pensado? Mirad y leed todos de él, porque éste es el pensamiento que no se va de mi cabeza.

Tú me das cremita, yo te doy cremita. Siempre me han dado asco las cremas, no podía entender que alguien se tuviese que echar potingues, ni para qué. Hasta que llega el día en el que empiezas a usar la típica nívea porque la playa te reseca las piernas, como te acostumbras ya la usas para el frío en invierno, después que si las manos se agrietan y hay que cuidarlas y terminas con la crema antibrillos, la extrahydra, la otra que es para refrescar, la que hace milagros. Vamos, que cuando te quieres dar cuenta eso que tanto decías que nunca harías, po toma.

Yo es que mañana madrugo. Cuando estabas en la facultad no decías que no a un jueves de juerga, o un miércoles, amén del Erasmus, eras capaz de decir que no a un sábado si acaso (si acaso me lo creo yo), pero te miraban mal. Es más, hasta el año pasado salía algún jueves y si me parecía oportuno, o no, me liaba y llegaba a trabajar durmiendo más bien poco tirando para lo justo. Al día siguiente estaba un poco cansada, pero lo soportaba. Ahora, si salgo el jueves a las 12 estoy en mi casa porque "mañana madrugo" y el viernes ya si eso toca salir.

La resaca de tu vida. Sin dejar mucho de lado las salidas llegamos a este maravilloso punto, una mierda pa ti maravilloso, antes, con lo de antes me quiero referir a no hace tanto, probablemente menos de un año, o puede que sea algo más; la cuestión es que salía y la resaca, si la tajada era un señora tajada me duraba un ratito por la mañana, hasta que desayunaba, si eran seis o siete cervezas, me levantaba, bebía agua y tan ricamente. Ahora, cada vez me cuesta más recuperarme, seis o siete cervezas son un ibuprofeno y un rato atontada (máxime yo que tengo jaqueca y beber me provoca dolores horribles de cabeza), pero como sea una gran tajada, de ésas a las que llamamos grupales, me puede durar hasta la hora del almuerzo y el cuerpo flojo casi hasta que haya que salir otra vez.

Botellón o prehistoria. Siendo siempre detractora del botellón, reconozco que yo también he sido partícipe de las reuniones en torno a una botella de alcohol y otra de refresco, hielos y vasos de plástico. Alguna vez, muy de vez en cuando lo hacemos, pero posiblemente en una feria o algo excepcional, ya no pega hacer botellón, menos con frío. Quedar para darte los tres euros y que alguien que parezca mayor vaya al supermercado a por el alcohol me queda casi a años luz. Y menos mal.

Las comidas de Navidad. Hacer esto antes, era ir a la Manzana, o al BurgerKing, o a comer pizza y luego salir de paseo normal. Ahora te lo piensas, das vueltas, organizas e incluso le metes presión a la Carva para que aprenda y te cocine la cena mientras otros decoran la mesa y otros... ¡¡Ay qué putas ganas tengo!!

Los regalos de Reyes. Este punto sin duda marca un antes y un después, pasas de tener el salón plagado de regalos y comparar con tus hermanos y primos quién tiene más y mejores a mirar tu jersey y tu colonia desde la retaguardia y rebuscar en la cartera cuánto te queda para ir a consolarte con los babosos de que has invertido mucho y con suerte te has llevado algo.

Así podría seguir un rato, pero si lo pongo yo todo no vamos a poder compartir (juntos como hermanos) cosas que os hacen sentir mayores a vosotros también.

Y ojo, que no estoy lamentándome y diciendo, oh cómo me gustaría volver a tener 17, 20 años, porque no, la verdad es que no volvería atrás, primero porque tendría que volver a vivir cosas y segundo porque no tendría lo que tengo, lo haría de otra manera sin saberlo y no estaría rodeada de estas babosas personas (entre otras) a las que se le va la olla y me dan miedo, pero que quiero tanto.
[Muestra pública de cariño del año, daos por satisfechos]

No me valen comentarios tipo "yo es que me siento joven", porque yo también, pero como todos me hago mayor. Y si no que se lo digan a Comich que también llegó a lamentarse de ello

Ea, a ser buenos. Quedáis besados.







5 comentarios:

  1. Si es que ya lo dije yo!! Veis, si es que no me escucháis nunca...o leéis, lo que sea.

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  2. Te leemos, pero es que nadie escarmienta en cabeza ajena. u_U

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  3. Cosas que me hacen mayor: Leer post de gente a la que he visto nacer en las que dicen que se están haciendo mayores.
    Bubo

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  4. Doy fe de esto, y añado: cuando como hamburguesas del McDonalds o comida china, o cualquiera de esas mierdas que antes me encantaban, mi estómago me dice "No, bonita, eso para ti no, CASTIGADA, A REPETIRLO TODA LA PUTA TARDE." Y ahí me quedo, con un dolor de estómago horroroso y con la boca sabiendo a comida china hasta las 10 de la noche...

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