¡¡The arrival of Lara!!

En primer lugar he de decir que no tengo ni las más mínimas ganas de ponerme a escribir sobre nuestros comienzos, pero... como soy incapaz de quedarme siendo la única que no lo haga, pues aprovecho este momento siestil y simpsonístico para deleitaros con mi fenómeno relato.

Yo conocí a Soraya y a Nunu en la clase de preescolar de 3 años, pero como Nuria no vino al mismo colegio, con quien me estuve juntando con toda mi infancia fue con Soraya (y otra amiga que teníamos, Carmen María, que más tarde tuvo que ver en mi reencuentro con Nunu). Bueno, pues me pasé toda la primaria haciendo pócimas raras con Soraya (nos creíamos brujillas), quedándonos a dormir, preparando bailes de fin de curso y teniendo conversaciones eternas sobre el Cabrero (me pregunto si la Carva lo recordará).

Pasamos al instituto llenitas de maravillosas espectativas, conocer chicos, ser mayores, pintarnos los ojos y quedarnos hasta más tarde por las noches. Tuve muchos problemas con Carmen María, lo cual provocó que yo me quedase un poco tirada por todas mis amigas (asquerosas.... menos mal que ya se me ha olvidado eh Soraya...) y así comencé a juntarme con Nunu. Estábamos juntas en clase de teatro y en el instituto, así que nos hicimos grandes amigas. Evidentemente, conocí también a Ire, y la seguí viendo cuando pasaba por Lucena. Por aquellos entonces Soraya se juntaba con la Enana, eran dos canis de cuidado, y como Nunu tenía relación con ellas, con tiempo terminamos todas juntas.

A la Carva ya le conocí en bachillerato. Yo le conocí de vista, pero el día que comencé a juntarme también con el fue el día de la anécdota de los condones de sabores de Josele, que prometo será de las próximas historias en ser publicadas. A raíz de eso comencé a hablar con él en los recreos, y vino Arza. Son dos personas con las que realmente gusta estar desde el principio. Risas garantizadas.

Sucedió pues algo catastrófico, me volví punki. Me dio la vena adolescente inconformista porculera y me rapé el pelo en forma de cresta, con el consecuente odio de mi madre. Me puse un piercing, me pintaba el poco pelo que tenía de rosa... ¡Era toda una rebelde! Lo peor de todo fue que esto me alejó por un tiempo de mis amigos de verdad.

Más tarde volví a ser una persona normal y corriente (bueno, dentro de lo que cabe), regresé a los brazos de mis maravillosos amigos y creo recordar que entonces Comich ya estaba pululando por allí. No había problema porque sus deliciosos chistes me cautivaron dese el minuto cero...

Y así... hasta ahora. He de confesar algo, a día de hoy, yo apenas conozco al Gafa. Desgraciadamente, por motivos curro-económicos no he podido coincidir en los planes en los que se ha fraguado su llegada a KTB, pero bueno, ¡tarea pendiente para el futuro!


1 comentario:

  1. Dios Lara, tu pobre pelo...qué cierto y cuando te cambiabas las zapatillas con Nur y llevabais cada una de un color?
    ¡¡Ay!!

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