Abandonada y sin remordimientos.

Queridos todos, no sé por qué se me acaba de venir a la cabeza una historia que me pasó, o buenos dos historias que me pasaron cuando era pequeña, lo suficientemente pequeña para no tener edad de quedarte sola. Allá voy.

Resulta que cuando yo estaba en el cole, de hecho aún en parvulitos, me quedaba al comedor (una de las peores torturas que existen porque la comida es odiosa), mis padres trabajaban y nadie podía recogerme antes. Cuando sobre las 15-15:30 mi madre llegaba, me recogía y a la casa. Hasta ahí todo normal, exceptuando que un día nadie me recogió.
Tengo ese día tatuado a fuego, terminamos de comer, estábamos jugando en el patio, empezaron a venir a recoger a los niños, quedábamos pocos, hasta que llegó el padre de la última niña que solían recoger, una niña rubísima que se llamaba Alba. Una vez que Alba se fue, allí me quedé yo, sola y abandonada en el colegio, con unos 4-5 años sin irme a casa, porque yo era muy obediente y aunque sabía, no me podía ir sola.
Llegó la portera, Juana la loca que le decíamos, porque la mujer muy normal no estaba, era de esas porteras que vivían en el cole en un casa, me cagué de miedo, pero me dijo que íbamos a su casa, que si me sabía el número de la mía para llamar, 299873, todavía no había que poner prefijos, y llamamos varias veces, pero mira tú por donde no había NADIE. Así que con toda mi pena del alma me salí al patio de nuevo, ya llorando. Un señor desconocido me vio por la ventana y bajó al cole a decirme que si es que no me habían recogido, dio en el clavo, el señor me preguntó si sabía dónde vivía, C/ Dr Julián Ruiz Martín, así que el señor que tuvo muy buena voluntad me llevó a casa, subimos las escaleras hasta el tercero y cuando llamamos mi santa madre maldita estaba allí con toda la cara de " ¿por qué mi hija viene con un desconocido a casa?" El desconocido le explicó todo y gracias etc.
Mis titos debían haber ido a recogerme ese día, pero dónde os creéis que estaban, estudiando, trabajando, NO, en la calle pasándoselo bien y yo en el cole con la loca de la portera y cagá de miedo.

Por si eso fuera poco trauma, un día al salir de la catequesis, con 8 años, mi madre me dijo que me fuera a casa de la tita, que estaba al ladito de la iglesia, yo obedecí y allí que fui. Llamé al porterillo y no había nadie, me esperé un poco, volví a llamar y seguía sin haber nadie...
Como era ya más grande decidí que a lo mejor se habían ido a mi nueva casa, (la de antes estaba enfrente de la iglesia), cogí camino y me fui, llamé a ese porterillo y a qué no sabéis qué. Sí, no había nadie ¬¬, volví a ir a casa de mi tita, NO HABÍA NADIE. A mi casa, lo mismo, y ya después de más de una hora, me puse a llorar un poco, mucho. Me encontró mi catequista (que vaya imagen se llevaría de mi familia), y la muchacha se quedó conmigo muy amablemente, hasta que llegó corriendo mi madre, sí... corriendo una hora y algo más tarde, como si llegara dos minutos tarde...
Mi tita, la que se suponía que tenía que estar en la casa, decidió irse con ella a comprar no sé qué, así que me abandonaron las dos, otra vez.

Creo que no me volvieron a abandonar, o posiblemente sí, pero tenía llaves y podía entrar en mi casa. Esto es un trauma que yo tengo guardado y que por supuesto y todos lo saben NUNCA les podré perdonar ese abandono. Esos abandonos que fueron dos. DOS.
No les guardo rencor y les hablo y demás, pero me gusta recordárselo para que no se les olvide...

Y hasta ahí mi trauma de la infancia.

6 comentarios:

  1. Esto ahora sería denunciable, no? Pero tampoco fue exactamente así. Además, tus tíos no estaban en la calle, solo fue un error de comunicación.
    Menos mal que no nos guardas rencor pero me da a mí que cuando seamos viejecitos nos lo harás pagar de alguna manera.
    "La madre que la parió"

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  2. Viendo lo responsable y buena que eres empiezo a pensar si no habría que utilizar más esta técnica de descomunicacion como la llaman por ahi

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  3. Una por otra. Yo aún te tengo guardado aquella vez que estabas en casa y no me dejabas meterle mano a una tía en el sofá porque no querías jugar a nada y tenías que estar allí en el salón dando morcilla.

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  4. Evidentemente el comentario de arriba no es de Estrella. Se me olvida que el ordenador que uso es el suyo.

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